Las ciudades son lugares llenos de gente y vacíos de humanidad. Nos sentimos solos y deprimidos ante tanto edificio, tantos vehículos, tanto ruido, tanta soledad. Somos muchos pero estamos solos. Pero entre tanta soledad hay Alguien que camina junto a nosotros. Que nos escucha. Nos comprende. Nos ama. Siente nuestras soledades y depresiones. Alguien lo llamó PADRE y nos invitó a que le conversáramos, le contáramos nuestras angustias y nuestras penas para que se puedan convertir en alegrías y esperanzas. Te invito a que converses on nuestro Padre Dios de una forma distinta, poco convencional, la de rezar por la calle y no en el templo, la de sentir la alegría de vivir de cada día, la de conversar con Alguien que nos escucha y ama. Alguien que es Padre. Y Amigo. Y Compañero del Camino de la Vida.

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Saturday, December 8, 2018

Oración del Justo Juez (para mujer)

La Santa compañía de Dios me acompañe, y el Manto de Santa María, su madre me
cobije y de los malos peligros me defienda, Ave.
María gracia plena dominas te cumpla, me libre de todos
espíritus bautizados y sin bautizar creo vencer, Cristo reina,
Cristo de malos peligros me defienda, el Señor y
Justo individual hijo de Santa María Virgen, aquel
que nació en aquel solemne día, que no pueda ser yo muerto, ni me quieran mal,
tengan ojos no me vean, manos no me toquen, hierro no me hiera, nudos no me aten.
Dios le dijo a Libón, que con tres nueces no pudiera hacerme daño, ni a ti ni a ninguna
persona que la trajera consigo y te defendiere aunque no lo digas.
Amén, Jesús, María y José, Dóminus tecum berrum carrum.
Santa María piadosa, madre de nuestro señor Jesucristo al
Monte Calvario entraste, la gran serpiente encontraste;
sin la singular la ataste, con hisopo y agua bendita la rociaste,
al mundo la sacaste ablándale el corazón a mis enemigos, que ojos
tengan y no me vean, pies y no me cojan, manos no me toquen, hierro no me hieras,
 nudos no me aten, por las tres espadas de San Julián sean vencidos, con la leche de
la Virgen sean rociados, en el Santo Sepulcro sean sepultados.
Amén, Jesús, María y José, tres Padre Nuestro a la muerte
y pasión de Nuestro Señor Jesucristo, esta es la oración de la Santa
Camisa, la del hijo del Dios vivo, la que me pongo en contra
de mis enemigos tengan ojos y no me vean, pies y no me alcancen,
manos y no me toquen, hierro no me hiera, nudos no me ate, por las tres
coronas del Patriarca san Abraham aquí ofrezco una oración
en unión de mi persona, que vengan mis enemigos tan mansos a mí,
como fue nuestro Señor Jesucristo con el madero a la cruz.
San Idelfonso bendito confesor de nuestro Señor Jesucristo bendecirte la hostia y
el cáliz, en el Altar Mayor, bendice mi cama, mi cuerpo y mi casa y todo mi alrededor,
líbrame de brujos, hechiceros y personas de malignas intenciones, con tres te mido,
con tres de parto, con la gracia de Dios y del Espíritu Santo.
Amén, Jesús, María y José.



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Fr Tomás Del Valle-Reyes
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