Las ciudades son lugares llenos de gente y vacíos de humanidad. Nos sentimos solos y deprimidos ante tanto edificio, tantos vehículos, tanto ruido, tanta soledad. Somos muchos pero estamos solos. Pero entre tanta soledad hay Alguien que camina junto a nosotros. Que nos escucha. Nos comprende. Nos ama. Siente nuestras soledades y depresiones. Alguien lo llamó PADRE y nos invitó a que le conversáramos, le contáramos nuestras angustias y nuestras penas para que se puedan convertir en alegrías y esperanzas. Te invito a que converses on nuestro Padre Dios de una forma distinta, poco convencional, la de rezar por la calle y no en el templo, la de sentir la alegría de vivir de cada día, la de conversar con Alguien que nos escucha y ama. Alguien que es Padre. Y Amigo. Y Compañero del Camino de la Vida.
Tú eres el Dios de la Paz,
Precisamente por esto,
Señor del Amor y de la paz,
¡queremos convertirnos a Ti!
No podemos engañarnos
con llegar a vivir bien,
en paz, sin ti.
No podemos pensar en superar
las inquietudes interiores
y nuestras guerras personales
si no nos volvemos a ti,
Señor de la Paz,
Jesucristo crucificado
y resucitado,
que haz padecido la muerte
para darnos paz.
¡Te pedimos aquella paz,
que supera todo proyecto
y posibilidad
y que puede fortalecer
nuestros pensamientos,
nuestras voluntades,
nuestros corazones.
Amén.
Descubriendo el Siglo 21
Discovering 21century
Fr Tomás Del Valle-Reyes
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