Las ciudades son lugares llenos de gente y vacíos de humanidad. Nos sentimos solos y deprimidos ante tanto edificio, tantos vehículos, tanto ruido, tanta soledad. Somos muchos pero estamos solos. Pero entre tanta soledad hay Alguien que camina junto a nosotros. Que nos escucha. Nos comprende. Nos ama. Siente nuestras soledades y depresiones. Alguien lo llamó PADRE y nos invitó a que le conversáramos, le contáramos nuestras angustias y nuestras penas para que se puedan convertir en alegrías y esperanzas. Te invito a que converses on nuestro Padre Dios de una forma distinta, poco convencional, la de rezar por la calle y no en el templo, la de sentir la alegría de vivir de cada día, la de conversar con Alguien que nos escucha y ama. Alguien que es Padre. Y Amigo. Y Compañero del Camino de la Vida.

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Friday, March 27, 2020

ORACIÓN A SANTO DOMINGO DE GUZMAN

¡Oh glorioso patriarca Santo Domingo!,
gloria de España, amparo de la fe y fundador de la sagrada orden de los Predicadores. 
Tu nacimiento fue lleno de prodigios divinos, tu niñez amable, 
tu vida admirable, tu doctrina más del cielo que de la tierra, 
con la cual, y con los ejemplos de tus heroicas virtudes e innumerables milagros que el Señor obró por ti, 
convertiste a la fe católica a innumerables herejes, 
reformaste las costumbres extraviadas de los fieles, 
instituiste una orden de varones apostólicos que 
sustentase la Iglesia que amenazaba ruina, y llevase 
por la redondez de la tierra la doctrina del Evangelio, 
resistiese a los enemigos de la fe y fuese sol y luz del mundo.
Yo te ruego y suplico, ¡oh padre santísimo!, que me alcancéis la gracia de aquel Señor que te adornó de tantas y tan grandes gracias y virtudes, para que yo te imite en la pureza de mi alma y cuerpo, y en aquella ardentísima caridad con que tan amablemente llorabas los pecados ajenos y te castigabas por ellos, y quisiste ser vencido por rescatar el hijo de la viuda, y deseaste y procuraste ser mártir por el Señor; y aquella profundísima humildad y menosprecio del mundo, en la penitencia, en la mortificación de mis pasiones, en la oración y devoción a la Santísima Virgen nuestra Señora, que tu en tan sublime grado tuviste, para que siguiendo tus pisadas con tu favor, sea partícipe de tus altos merecimientos y de la corona que tu posees en el cielo. 
Amén.

Descubriendo el Siglo 21
Discovering 21century
Fr Tomás Del Valle-Reyes
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