Dios omnipotente, Padre de bondad y de misericordia, apiadaos de las benditas almas del Purgatorio y ayudad a mis queridos padres y antepasados. 
 
A cada invocación se contesta:
 ¡Jesús mío, misericordia! 
Ayudad a mis hermanos y parientes. 
Ayudad a todos mis bienhechores espirituales y temporales. 
Ayudad a los que han sido mis amigos y súbditos. 
Ayudad a cuantos debo amor y oración. 
Ayudad a cuantos he perjudicado y dañado. 
Ayudad a los que han faltado contra mí. 
Ayudad a aquellos a quienes profesáis predilección. 
Ayudad a los que están más próximos a la unión con Vos. 
Ayudad a los que os desean más ardientemente. 
Ayudad a los que sufren más. 
 
Ayudad a los que están más lejos de su liberación.
Ayudad a los que menos auxilio reciben. 
Ayudad a los que más méritos tienen por la Iglesia. 
Ayudad a los que fueron ricos aquí, y allí son los más pobres.
Ayudad a los poderosos, que ahora son como viles siervos. 
Ayudad a los ciegos que ahora reconocen su ceguera. 
Ayudad a los vanidosos que malgastaron su tiempo. 
Ayudad a los pobres que no buscaron las riquezas divinas. 
Ayudad a los tibios que muy poca oración han hecho. 
Ayudad a los perezosos que han descuidado tantas obras buenas. 
Ayudad a los de poca fe que descuidaron los santos Sacramentos. 
Ayudad a los reincidentes que sólo por un milagro de la gracia se han salvado. 
Ayudad a los padres que no vigilaron bien a sus hijos.
Ayudad a los superiores poco atentos a la salvación de sus súbditos. 
Ayudad a los pobres hombres, que casi sólo se preocuparon del dinero y del placer. 
Ayudad a los de espíritu mundano que no aprovecharon sus riquezas o talentos para el cielo. 
Ayudad a los necios, que vieron morir a tantos no acordándose de su propia muerte. 
Ayudad a los que no dispusieron a tiempo de su casa, estando completamente desprevenidos para el viaje más importante. 
Ayudad a los que juzgaréis tanto más severamente, cuánto más les fue confiado. 
Ayudad a los pontífices, reyes y príncipes. 
Ayudad a los obispos y sus consejeros. 
Ayudad a mis maestros y pastores de almas. 
Ayudad a los finados sacerdotes de esta diócesis.
Ayudad a los sacerdotes y religiosos de la Iglesia católica. 
Ayudad a los defensores de la santa fe. 
Ayudad a los caídos en los campos de batalla. 
Ayudad a los sepultados en los mares. 
Ayudad a los muertos repentinamente. 
Ayudad a los fallecidos sin recibir los santos sacramentos. 
V. Dadles, Señor, a todas las almas el descanso eterno. 
R. Y haced lucir sobre ellas vuestra eterna luz. 
V. Que en paz descansen. 
R. Amén.
 
Descubriendo el Siglo 21

 
 
 
 
