Las ciudades son lugares llenos de gente y vacíos de humanidad. Nos sentimos solos y deprimidos ante tanto edificio, tantos vehículos, tanto ruido, tanta soledad. Somos muchos pero estamos solos. Pero entre tanta soledad hay Alguien que camina junto a nosotros. Que nos escucha. Nos comprende. Nos ama. Siente nuestras soledades y depresiones. Alguien lo llamó PADRE y nos invitó a que le conversáramos, le contáramos nuestras angustias y nuestras penas para que se puedan convertir en alegrías y esperanzas. Te invito a que converses on nuestro Padre Dios de una forma distinta, poco convencional, la de rezar por la calle y no en el templo, la de sentir la alegría de vivir de cada día, la de conversar con Alguien que nos escucha y ama. Alguien que es Padre. Y Amigo. Y Compañero del Camino de la Vida.
¡Tarde te amé, oh mi Dios,
oh Santa Trinidad,
hermosura tan antigua y tan nueva,
tarde te amé!
Tú estabas dentro de mí, yo fuera.
Por fuera te buscaba y me lanzaba
sobre el bien y la belleza creados por ti.
Tú estabas conmigo y yo
no estaba ni contigo ni conmigo.
Al retenerme las cosas lejos de Ti,
yo no te veía ni te sentía
ni siquiera te echaba de menos.
Tú, ¡Oh Dios compasivo!
Mostraste tu resplandor
y pusiste en fuga mi ceguera.
Exhalaste tu perfume
y aspiré tu belleza.
Ahora respiro y suspiro por Ti
Viniste a mí y, al encontrarte en Ti,
mi hambre y mi sed quedaron saciados.
Me tocaste, y me abrazo en tu Paz.
San Agustín
Descubriendo el Siglo 21
Discovering 21century
Fr Tomás Del Valle-Reyes
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