
Bienaventurado si, en lo que realizas, eres inconformista: porque experimentarás que la mano de Dios te empuja a superarte a ti mismo.
Bienaventurado si, en tu camino, no vives de espaldas a los demás: comprobaras que Dios te rodea con gente que te quiere. Bienaventurado si, en lo que piensas, no buscas solamente tu beneficio personal: alcanzarás felicidad promoviendo el bienestar de los demás.

Bienaventurado si, allá donde trabajas, vas al fondo de las cosas: porque contribuirás a perfeccionar la creación del mismo Dios. Bienaventurado si, en las pequeñas cosas de cada día, te mejoras y potencias a los demás: descubrirás que la santidad se talla con pequeños golpes.
Bienaventurado si, aún mirando el cielo, eres consciente de que tú puedes hacer algo por la tierra: te darás satisfacción el sembrar el amor de Dios en medio de los hombres.
Bienaventurado si, observando el mundo que te rodea, no te conformas con ser un mero autómata y pides ayuda de las alturas: tus fuerzas lejos de disminuir, serán inagotables por la presencia divina.

Bienaventurado si, en la soledad que te acecha, descubres la comunión con Dios y con tantos hombres y mujeres que te han precedido, sentirás en propia carne el secreto de aquellos que murieron con esperanza: Jesucristo.
Bienaventurado si, a pesar de los tropiezos, te mantienes en pie: te darás cuenta que la fidelidad es más auténtica cuando se prueba con dificultades.
Descubriendo el Siglo 21
Discovering 21century
Fr Tomás Del Valle-Reyes
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