Las ciudades son lugares llenos de gente y vacíos de humanidad. Nos sentimos solos y deprimidos ante tanto edificio, tantos vehículos, tanto ruido, tanta soledad. Somos muchos pero estamos solos. Pero entre tanta soledad hay Alguien que camina junto a nosotros. Que nos escucha. Nos comprende. Nos ama. Siente nuestras soledades y depresiones. Alguien lo llamó PADRE y nos invitó a que le conversáramos, le contáramos nuestras angustias y nuestras penas para que se puedan convertir en alegrías y esperanzas. Te invito a que converses on nuestro Padre Dios de una forma distinta, poco convencional, la de rezar por la calle y no en el templo, la de sentir la alegría de vivir de cada día, la de conversar con Alguien que nos escucha y ama. Alguien que es Padre. Y Amigo. Y Compañero del Camino de la Vida.
Oración de Consagración a María
Te encomendamos a todos los hombres,
comenzando por los más débiles:
a los niños que aún no
han visto la luz y a los que han nacido en medio de la pobreza
y el sufrimiento; a los jóvenes en busca de sentido,
a las personas que no tienen trabajo y a las que padecen hambre
o enfermedad.
Te encomendamos a las familias rotas,
a los ancianos que carecen de asistencia y a
cuantos están solos y sin esperanza.
Oh Madre, que conoces los sufrimientos y las
esperanzas de la Iglesia y del mundo, ayuda a tus hijos en las
pruebas cotidianas que la vida reserva a cada uno y haz que,
por el esfuerzo de todos, las tinieblas no prevalezcan sobre la luz.
Descubriendo el Siglo 21
Discovering 21century
Fr Tomás Del Valle-Reyes
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