Las ciudades son lugares llenos de gente y vacíos de humanidad. Nos sentimos solos y deprimidos ante tanto edificio, tantos vehículos, tanto ruido, tanta soledad. Somos muchos pero estamos solos. Pero entre tanta soledad hay Alguien que camina junto a nosotros. Que nos escucha. Nos comprende. Nos ama. Siente nuestras soledades y depresiones. Alguien lo llamó PADRE y nos invitó a que le conversáramos, le contáramos nuestras angustias y nuestras penas para que se puedan convertir en alegrías y esperanzas. Te invito a que converses on nuestro Padre Dios de una forma distinta, poco convencional, la de rezar por la calle y no en el templo, la de sentir la alegría de vivir de cada día, la de conversar con Alguien que nos escucha y ama. Alguien que es Padre. Y Amigo. Y Compañero del Camino de la Vida.
Propio es de ti, Señora, que siendo tú,
al mismo tiempo esclava del Señor,
Madre de Dios, Reina y Señora, pues
Dios quiso también ser Hijo tuyo,
no apartes de nosotros tu memoria,
habiendo de presentarnos ante el soberano
e inexorable Juez, que,
si a nosotros nos infunde pavor, es para contigo sobremanera amable
y te otorga cuantas gracias le pides, pues eres llamada llena de gracia
y de alegría por haber sobrevenido en ti el Espíritu Santo.
Por esto, aun los ricos de la nación, los más favorecidos en justicia
y santidad, claman a ti e invocan tu protección.
No nos cierres las puertas de tu pecho, y deja que fluya
sobre nosotros el mar de gracias que encierra.
Descubriendo el Siglo 21
Discovering 21century
Fr Tomás Del Valle-Reyes
P. O. BOX 1170
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Ven Espíritu Santo, ven y envía desde el cielo
un rayo sobre el suelo de tu luz eternal.
Ven Padre de los pobres, ven dador de los bienes
que auxilias y sostienes al infeliz mortal.
Paráclito sincero, dulce huésped del alma,
tu refrigerio y calma santo consolador,
descanso en el trabajo, templanza en el estío,
benéfico rocío solaz en el dolor.
Oh luz amorosísima! dulce, clara, serena, los corazones llenas
que aman tu claridad.
Sin tu supremo auxilio que el pecho nos ensancha nada hay
puro y sin mancha todo en el hombre es maldad.
Lava tu lo que es sórdido riega lo que está seco,
débil soy cuando peco dame tu la salud, ablanda
lo que es áspero,
templa lo que está frío al hombre en su
extravío vuelve a la rectitud.
Concede tu a los fieles que en ti solo
esperamos y humildes te invocamos tu
septiforme don.
Dad de virtud al mérito,
dad termino dichoso,
danos en tu reposo eterno galardón.
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